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Fumar o no fumar, esa es la cuestión

Fumar o no fumar, esa es la cuestión

 

dejar-de-fumarDesde 1979, la Organización Mundial de la Salud considera el tabaco como una droga. Imagino que tanto fumadores como exfumadores coincidirán en que efectivamente lo es, y así lo han sufrido y lo sufren. El primer paso para un fumador que quiere dejar de serlo es reconocer que está “enganchado” al tabaco y tener una alta motivación.

Cualquier sustancia adictiva denominada vulgarmente ‘droga’ debe cumplir tres requisitos imprescindibles para considerarse droga de abuso:

  • Que produzca tolerancia; cada vez necesitamos dosis mayores para conseguir el efecto deseado (por eso los fumadores incrementan su consumo de cigarrillos con el paso del tiempo).
  • Que produzca dependencia; necesidad impulsiva de consumir la droga de manera reiterada para calmar una demanda fisiológica (el fumador hace “lo que sea” con tal de poder fumar).
  • Que produzca síndrome de abstinencia; lo que vulgarmente llamamos ‘mono’, un conjunto de signos y síntomas producidos por la reducción o interrupción súbita de la droga (intranquilidad, excitación, nerviosismo, sudoración, agresividad, depresión, crisis de humor inestable, insomnio, despertar poco placentero, aumento de la tos y expectoración…).

 

Por eso dejar de fumar es un reto difícil: porque es una droga. ¿Dejaría usted de fumar si pudiera hacerlo fácilmente? Imagino que una buena parte de las personas que llevan haciéndolo más de 20 años dirían que sí.

 

Elección del tratamiento

Antes de elegir un tratamiento para la deshabituación tabáquica se deben tener en cuenta una serie de variables dependientes del sujeto, del ambiente y del tipo de tratamiento. Lo ideal es que en el momento de iniciar el tratamiento, el paciente tenga una importante motivación para dejar el hábito y que goce de cierta estabilidad laboral y familiar. Entre las terapias relacionadas con la deshabituación tabáquica encontramos las siguientes:

  • Terapias psicológicas. El tabaquismo, además de adicción física por la nicotina, también es capaz de generar otras dependencias psíquicas, sociales y conductuales, y tiene que ser tratado como tal. Sirva de ejemplo que un fumador de haya consumido un paquete diario durante quince años habrá realizado el gesto de encender un cigarrillo unas 300.000 veces y habrá inhalado humo de tabaco casi un millón de veces.
  • Terapia sustitutiva con nicotina (TSN). Consiste en la administración de nicotina por una vía distinta a la del consumo del cigarrillo y en una cantidad suficiente para disminuir el padecimiento de los síntomas del síndrome de abstinencia, pero insuficiente, por regla general, para causarle dependencia. Entre un 25 y un 45% de los pacientes sometidos a este tratamiento consigue abandonar el consumo del tabaco. Las formas de administración habituales son parches transdérmicos y chicles.
  • Terapias no sustitutivas con nicotina: bupropión y vareniciclina. Son medicamentos cuya acción se desarrolla a partir de mecanismos complejos de neurotransmisión cerebral, actuando sobre la serotonina, dopamina y noradrenalina, e inhibiendo el deseo de fumar. El tratamiento se inicia una semana antes del día elegido para dejar de fumar y durante esa semana se compagina el tratamiento oral con el tabaco. En estos tratamientos es necesaria la prescripción médica.

 

Dada la intensa dependencia creada por la nicotina, dejar de fumar puede resultar una tarea muy complicada en la que la constante ayuda y motivación por parte del profesional sanitario es imprescindible. Desde la farmacia podemos aconsejarle sobre estas terapias para ayudarle a decir adiós al tabaco.

 

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